miércoles, 23 de febrero de 2011

The prince in the tower.

Érase una vez, un principito encerrado en una torre desde que era pequeño.
Él lo pasaba siempre muy bien, solo, de vez en cuando con algún amigo que iba a visitarle, y con sus padres durante el día... A los cuales tal vez, de vez en cuando ocultaba sus secretos.
Era un niño que guardaba miles y millones de secretos en su 'baúl de recuerdos' y no le gustaba compartir sus secretos con la gente a la que no tuviera muchísima confianza.
Él principito creció y maduró. 
Aun teniendo edad seguía metido en la torre, la cual seguía embrujada por la malvada bruja, de la cual se habla en todos los cuentos, solo que en esta historia la bruja era un tanto distinta. 
El príncipe se fue dando cuenta poco a poco de como era la gente, todo visto desde la torre.
La gente sin conocer al príncipe lo criticaban muchas veces... y como el príncipe era tímido e introvertido, prefería no decirles nada y guardárselo todo para él. 
Pero llegó un día, que una persona le tiró una piedra al aposento del príncipe, este se asomó y decidió abrirle la puerta y ver que era lo que deseaba.
Estuvieron hablando, quedaron, una y otra vez.
EL PRÍNCIPE SE ENAMORÓ. 
mejor dicho, sintió sentía algo que nunca había sentido entonces, esa persona, le hacía desconectar, le hacía disfrutar de todo en todo momento. 
Era diferente, todo cambio de repente. 
Huyó de la torre sin decirlo a nadie, huyó lejos donde nunca nadie pudiera molestarles. 
Dejarles disfrutar de cada momento que pasaran juntos.
Viajaron, triunfaron, rieron, lloraron, se enfadaron, pero nunca se separaron para hacer algo ni un instante.
Un día volvieron a la corte, para ver como andaban las cosas por allí. 
Los padres del príncipe en cuanto le vieron no lo podían creer. Se emocionaron después de ver en tanto tiempo a su hijo y le dijeron que le querían, entonces el príncipe les dijo que él tenía que marchar, ya no era el mismo niño que había sido siempre que correteaba por los aposentos de la torre, que pegaba gritos de alegría por los comedores y que era tímido e introvertido. 
Había cambiado y ahora era un chico con una alegría por dentro que nunca había sentido, un chico extrovertido, alegre y que si tenía que decir algo lo decía. 
Esa persona que un día apareció a las puertas de la torre le cambió la vida radicalmente. 
El príncipe huyó sobre su corcel y junto con la persona a la que más amaba en todo el universo.
Y vivieron felices y comieron perdices.


viernes, 18 de febrero de 2011

Carta de un estúpido enamorado:

Podría... clavarme un cuchillo en el abdomen.
Podría... en determinados momentos saltar por un puente.
Podría... coger una botella de lejía y bebérmela.
Podría... ahorcarme en mi cama con las sábanas enredadas en mi cuello.


Podría... decir infinitamente barbaridades como también que lo nuestro algún día terminará, que todo se romperá en una milésima de segundo, que todos los recuerdos desaparecerán, todas las risas, todos los viajes y sueños...
Eso no podrá pasar y me río de ello, porque lo veo tan subrealista como que ahora de repente estallará el mundo en mil pedazos, como que desapareciera la crisis, como que un drogadicto deje de drogarse en un instante, como que de repente haya que dejar de estudiar (...)
Disfruto he disfrutado y disfrutaré de todo esto. 
Estas emociones que tantos me gustan.
En fín creo que hasta aquí puedo expresar hoy... porque como ya he dicho en anteriores entradas:
NO EXISTEN LAS PALABRAS SUFICIENTES PARA EXPRESAR LO QUE SIENTO.
¡te quiero!

miércoles, 9 de febrero de 2011

One hundred twenty three.

Hoy SÍ que podría decir que soy alguién a quien le haces sobrepasar los límites.
En mi mundo, nuestro mundo, no hay límites. 
No hay ciencia ficción, es todo real. 
No es ningún deyaboo. 
No hay ni habrá gente que intervenga en nuestros parámetros. 
No habrá nada que pueda romper todos esos enlaces.
¿Y sabes por qué?
Porque todo esto es demasiado especial, demasiado grande, demasiado esencial y demasiado perfecto como para que ocurra. 
A cada segundo que pienso en ti, me vienen a la cabeza muchos rasgos característicos tuyos como...
tu olor, esa canción, esas caricias, esos besos, esos ratos pasados contigo, esas miradas, esas palabras.
TODO
Y nada más... bueno sí un pequeño detalle que te prometo esto:

Que te quiero muchísimo y siempre lo voy a hacer.