lunes, 3 de octubre de 2011

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Era hace unos cuantos años, cuando era llamémosle más niño, cuando pensaba que alguna noche sentado junto al balcón de mi habitación, vería una luz deslumbrante y junto a ella un barquito dorado que iba navegando sin rumbo alguno. Y en cuanto menos me diera cuenta vendría volando junto a mi balcón, mi ser animado preferido desde que leí aquel cuento, y me tomaría de la mano y su amiguita maja pero a la vez una arrogante, me tiraría polvos, ¿''de hada''? y en cuanto agitara los brazos me sentiría libre... sentiría supongo sensación de vacío pero a la vez algo muy especial, eso a lo que llaman el verbo volar ...
Él me diría, ¡SALTA! no te preocupes por lo que vaya a pasar, como ya he dicho son ... polvos de hada.
Y yo saltaría depositando toda la confianza de lo que pasase en él... No me fallaría y lo sé.

Sería un viaje muy largo pero a la vez muy corto, demasiado corto.
Querría liberarme, conocer distintas costumbres, vivir aventuras junto a los niños perdidos y poder cuidar incluso algo de ellos. Luchar contra piratas e intentar que el cocodrilo esta vez se coma al Capitán Garfio.
No dejaría que unas simples sirenas me hicieran confiar en ellas con sus simples cantos.
Daría la vida si hiciera falta por ella, que se hace llamar Campanilla, y no dejaría que el malo apagara su luz simplemente diciendo: -Las hadas no existen.
Como es obvio no podría agradecerle jamás al protagonista de esta historia el haberme salvado de que me comiera el cocodrilo cuando el malvado Garfio me hizo saltar por el trampolín del barquito del principio que iba sin rumbo alguno.
Y en cuanto tuviera la oportunidad... ¡PLASH! conquistaría junto al protagonista de esta historia el barco, dejaríamos a Garfio y su ayudante con su ''amigo'' el cocodrilo y esta vez haríamos venganza.

Navegaríamos el barco junto con polvos de hada hacia aquello inimaginable, infinito...

Al no poder decidir lo que quiero de verdad hacer tendría que cumplir con las órdenes de mis padres y tendría que volver al balcón del cual desaparecí durante un viaje largo e infinito, pero a la vez breve e inesperado.


Juanen
XOXO

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